Cada mañana, al despertar, me tomo una taza de té verde, y es una de las rutinas que con constancia intento cubrir porque me da esa energía para tomar una ducha e iniciar el día, sin esto, casi casi, me es imposible avanzar en la mañana...pero justo hoy, ese té de cada día, tuve la idea de agregarle un par de frambuesas, de mi merienda de la mañana, que fue una maravillosa combinación de lechosa (así se le llama a la papaya en Venezuela, solo en mi país natal) con frambuesas, le faltó unas hojitas de menta, que espero tener pronto en casa para poder complementar estas meriendas de frutas que hago también siempre a mitad de mañana, como rutina de mis días.
Y esa es una realidad que acompaña mi vida...Sin frutas, no puedo vivir feliz.
Memoria del corazón:
Las frambuesas en mi infancia, eran una fruta que excepcionalmente comíamos, generalmente cuando íbamos de viaje a Mérida, una zona fría de Venezuela, que la conseguíamos a mejor precio de lo que lograba conseguirse en la ciudad; sin embargo, es de mis frutas favoritas y ya ahora de adulta, poco la he comprado, justo ésta semana la compré y creo que retomaré meterla en mi mercado de frutas al menos una vez al mes, porque definitivamente su sabor, hoy y siempre me cautiva y me sorprende.
Hoy, fue un mejor día, con frambuesas en mi taza ;)
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